martes, 9 de junio de 2009

La otra mirada

Hace un mes aproximadamente alistaba un viaje a Tarapoto con mis dos preciosos. Quedé encantada con el hotel ubicado en la franja de Shilcayo. Pensé que podía aprovechar un taller de Calandria -buenos amigos y excelentes colegas a quienes no veo hace mucho- para tomarme un par de días adicionales. Gracias a Internet es tan fácil comunicarse, preguntar por servicios, verificar prestigio, y hacer reservaciones que estaba emocionada.

Cuando iba a comprar los pasajes, unos diez días antes del viaje, la representante del hotel me advirtió que me asegure que la ruta estuviera libre porque había una protesta. "Los nativos habían tomado la carretera". Algo sabíamos por aquí de las protestas en la Amazonía que empezaron en abril, según medios locales de esa zona. Pero para mayo ya nos sentíamos afectados más personas.

Recuerdo que los organizadores del taller nos advirtieron que esperarían unos días y que sino el evento se postergaría por un mes hasta que el conflicto se resolviese. Mi posición fue disculparme y definitivamente cancelar mi viaje. - No me arriesgo -pensé- qué tal si se levanta el paro por horas y luego vuelve. Nunca imaginé la terrible matanza en que terminaría.

Ahora estamos discutiendo -estamos es mucho decir, están las "altas esferas"- sobre quién es el culpable: el gobierno aprista, los nativos, la oposición al gobierno aprista, Humala, que por qué Toledo
declara. Hasta nos pretenden dividir entre los que van por el orden son de derecha, que los que se estremecen por la muerte de nativos son los izquierdista caviares. Una pugna que no pasa de las palabras, pero que son tan incendiarias como las bombas que se arrojaron en Bagua, donde han muerto civiles, policías y nativos, todos peruanos, todos humildes, todos víctimas.

Como siempre divididos, como siempre cayendo en la treta política. No podemos indignarnos por igual por la muerte de los nativos, de los policías y de los ciudadanos. No podemos reclamar basta de abusos con todos ellos, basta de alentar una guerra entre hermanos. No podemos detenernos a conocer a los nativos, de los que poco conocemos así como de su lucha.

Aquí está la otra mirada de los sucesos porque de la oficial hay ya bastante en los medios.

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