martes, 23 de junio de 2009

Yo, periodista

Ahora está tomada la carretera central por un reclamo de los trabajadores de la empresa Doe Run. Son más de 20 kilómetros capturados por los protestantes que demandan cumplimento de sus demandas laborales.

El gobierno se ha apresurado a decir que es un problema empresarial, mientras que los trabajadores exigen que el gobierno intervenga, a través del ministerio respectivo, o sea el de Trabajo.

Que es un reclamo de años, que otros gobiernos lo dejaron pasar, que no se afecte el transporte de víveres, que no se afecte a los pasajeros, que si ni tomamos la vía no nos atienden. Frases del lado oficial y del lado ciudadano. Y la prensa cubriendo todo, cada uno a su manera.

Y mientras tanto la tele bailando, la tele con transformers, la tele llena de pistolas, cuchillos, y salpicada de rojo. La crónica policial dominando la pantalla plana.

Dónde ocurren los diálogos -aunque sea de sordos- dónde están las conversas entre dos personas que piensan distinto en torno a un tema, dónde están las demandas de la población ya sean contra el gobierno o contra la empresa privada, o contra su alcalde o contra el que sea. Por qué no aparecen los ciudadanos comunes y corrientes, los que cuyo nombre termina en su apellido y no tienen cargo detrás para ser nombrados.

Hace unos meses, en Pacasmayo, un adolescente fue asesinado por una bala mientras trataba de llevarse una bolsa de fideos de un trailer que había volcado. Una turba violenta apedreó la comisaría, quemó dos motocicletas asignadas a la policía y dañó también un patrullero porque se sospechaba que el autor del disparo había sido un policía. Al día siguiente la prensa regional y nacional estuvo aquí. Necesitaban imágenes del momento violento. Alcanzaron a escuchar los reclamos de la familia, de los amigos, y fueron testigos que esa misma familia pidió justicia pero también calma: no más violencia. Los propios deudos contuvieron la rabia contenida de muchachos que se desbordaban. Ellos mismos ahora me preguntan dónde está la prensa, por qué no informan qué pasa con el proceso del policía Josmell Marrerros, que fue involucrado y sindicado como el autor del disparo.

Probablemente estemos siguiendo el nuevo hecho corrupto descubierto en una municipalidad, o en un gobierno regional, probablemente siguiendo una nueva protesta en un pueblo de la sierra liberteña, tras los ronderos de Pataz, seguro en la carretera central tras los mineros que reclaman contra Doe Run. Probablemente ya nadie en la selva. Todos siguiendo una agenda impuesta por el desgobierno, por el estado ausente, y sin tiempo para replantearnos si los espacios informativos bastan, si no son necesarios más espacios para el diálogo, si no son necesarios más espacios para el ciudadano y la ciudadana comunes y corrientes, si no necesitamos hacer escuchar menos comentarios "especialistas" y más voces de la calle.

¿Cuál es el papel de los periodistas? ¿Cómo enfrentamos la avalancha de acontecimientos y cómo alzamos la mirada para poder observar y analizar todo cuanto ocurre y no quedarnos en simples notificadores de lo acontecido?

martes, 9 de junio de 2009

La otra mirada

Hace un mes aproximadamente alistaba un viaje a Tarapoto con mis dos preciosos. Quedé encantada con el hotel ubicado en la franja de Shilcayo. Pensé que podía aprovechar un taller de Calandria -buenos amigos y excelentes colegas a quienes no veo hace mucho- para tomarme un par de días adicionales. Gracias a Internet es tan fácil comunicarse, preguntar por servicios, verificar prestigio, y hacer reservaciones que estaba emocionada.

Cuando iba a comprar los pasajes, unos diez días antes del viaje, la representante del hotel me advirtió que me asegure que la ruta estuviera libre porque había una protesta. "Los nativos habían tomado la carretera". Algo sabíamos por aquí de las protestas en la Amazonía que empezaron en abril, según medios locales de esa zona. Pero para mayo ya nos sentíamos afectados más personas.

Recuerdo que los organizadores del taller nos advirtieron que esperarían unos días y que sino el evento se postergaría por un mes hasta que el conflicto se resolviese. Mi posición fue disculparme y definitivamente cancelar mi viaje. - No me arriesgo -pensé- qué tal si se levanta el paro por horas y luego vuelve. Nunca imaginé la terrible matanza en que terminaría.

Ahora estamos discutiendo -estamos es mucho decir, están las "altas esferas"- sobre quién es el culpable: el gobierno aprista, los nativos, la oposición al gobierno aprista, Humala, que por qué Toledo
declara. Hasta nos pretenden dividir entre los que van por el orden son de derecha, que los que se estremecen por la muerte de nativos son los izquierdista caviares. Una pugna que no pasa de las palabras, pero que son tan incendiarias como las bombas que se arrojaron en Bagua, donde han muerto civiles, policías y nativos, todos peruanos, todos humildes, todos víctimas.

Como siempre divididos, como siempre cayendo en la treta política. No podemos indignarnos por igual por la muerte de los nativos, de los policías y de los ciudadanos. No podemos reclamar basta de abusos con todos ellos, basta de alentar una guerra entre hermanos. No podemos detenernos a conocer a los nativos, de los que poco conocemos así como de su lucha.

Aquí está la otra mirada de los sucesos porque de la oficial hay ya bastante en los medios.